El curso de diseño de complementos no está yendo todo lo bien que quisiera: de las pocas niñas que hay apuntadas, apenas he visto por allí a cuatro o cinco, y rara vez asisten todas. Hoy sólo ha venido una, muy paciente y trabajadora pero timidísima. Al menos hemos escuchado música bonita mientras hacíamos un collar de retales y la he hecho reir un poco contándole mis situaciones ridículas de cuando hacía Educación Física en el instituto. Oh, sí, debería hacer un blog sobre mis situaciones ridículas.
He salido de allí extrañamente animada, teniendo en cuenta que no había comenzado el día de muy buen humor y que dar clase para una sola alumna no es motivo para tirar cohetes. Al llegar a casa, me he preparado un té de canela y una tostada calentita con nocilla, he puesto la radio y me ha dado tiempo a escuchar la mitad de mi canción favorita de Fon Román en acústico. Ahora sí que puedo pensar en cosas supercursis.
Quiero hacer una pequeñísima serie de complementos sobre el Día de Muertos que tanto me fascina. Después del hadita calavera, le tocaba el turno a este adorno para el pelo al que le tenía ganas desde hace un par de meses. Me encanta ver cómo se materializan ideas que llevan tiempo en mi cabeza.

Hace poco, la adorable Bombonnaif, a quien debeis visitar ahora mismo si aun no la conoceis, me concedió un premio Visa Oro.

Yo se lo voy a conceder a Poorsailor, y en cuanto descubráis su trabajo sabreis por qué: no sólo hace unas maravillosas ilustraciones, sino que las plasma en complementos preciosos y delicados que podeis encontrar en su tienda etsy. No os perdais los antifaces para dormir; yo tengo uno y me encanta tanto que me lo pondría para salir a la calle, a riesgo de romperme la crisma.