lunes, 25 de abril de 2016

Matorral

Tengo la suerte de poder verme rodeada de Naturaleza en apenas diez minutos andando. Diez minutos y dejo atrás las casas, la gente, el ruido de las motos. Aun se ve la carretera, pero es un lugar lo suficientemente tranquilo como para aislarme en una burbuja de matorrales, rocas y olor a tomillo y sintonizar la frecuencia del viento y los pájaros; lo suficientemente cercano como para permitirme el lujo de sentarme a leer al sol un domingo a mediodía o incluso hacer un picnic entre semana. 




Vivir lejos de la ciudad, y sin conducir, puede ser un inconveniente a veces: eventos que empiezan un rato antes de que salga el último autobús de vuelta, planes sencillos que requieren toda una estrategia, materiales que no puedo encontrar en las tiendas del pueblo... Pero me compensa. Me gusta. Me gusta que preparemos un termo con café porque no se nos ocurre una cafetería más tranquila y con más encanto que el campo.

He aprendido, como con muchas otras cosas, a sacar el mejor partido de lo que tengo, y el paisaje no es una excepción; cuando Amorcito y yo planeamos una escapada casi siempre pido que vayamos a lugares frondosos, llenos de árboles y de verde intenso. "¡Fronda, fronda", le digo. Una siempre se imagina las grandes aventuras y los misterios por descubrir rodeada de helechos gigantes y árboles infinitos, no aguardando tras un arbusto de coscoja a pleno sol. Pero del mismo modo que en El jardín secreto Mary descubre a través de Dickon las maravillas que puede albergar un páramo, nosotros podemos aprender a mirar dos veces para encontrar que el escenario perfecto es el que estamos habitando en ese instante.







Phlomis purpurea o matagallo, ¡es importante familiarizarse con el decorado!



¡Feliz comienzo de semana y disfrutad de vuestro escenario al máximo!


PD: Un beso para Ani de Sevilla, que siempre tiene una palabra amable y no puedo devolverle el comentario ;)


sábado, 9 de abril de 2016

Salva a las abejas

¿Alguna vez habéis estado en silencio en medio del campo, bajo un Sol amablemente calentito y con el único sonido del zumbido de las abejas?


No os cuento nada nuevo si digo que las abejas están en peligro, y esto no es cualquier cosa; ellas, y otros insectos polinizadores como los abejorros, las avispas, las mariposas y algunos tipos de mosca, ayudan al intercambio de pólenes y a la consecuente reproducción vegetal. El aguacate, por ejemplo, resulta que es hermafrodita y necesita de la polinización cruzada entre árboles para que la cosa prospere, y en esto las abejas tienen un papel fundamental. Para que nos entendamos: si no hay abejas no hay aguacates, y si no hay aguacates yo me remango las faldas y corro a prenderle fuego a todo de aquí a Andorra, ¡así de grave es la situación!




¿Y qué está acabando con las abejas? Nosotros. No vosotros, ni yo, que estoy aquí  tan ricamente cosiendo una amapola, sino nosotros como género humano. El cambio climático y su influencia en las lluvias y los procesos de floración, la destrucción de espacios naturales, las ondas electromagnéticas emitidas por nuestros teléfonos y antenas, las especies invasoras introducidas para beneficio del ser humano y los neonicoticoides, un tipo de insecticida usado de forma masiva por las multinacionales que afecta al sistema nervioso de los insectos, desorientándolos y haciendo que mueran lejos de su colmena, son algunas de las razones por las que la población de abejas lleva años disminuyendo de forma alarmante.




Como especie somos un desastre y nos merecemos que nos salgan coquitos en el pimentón, pero como individuos aun hay cosas que podemos hacer:

-Ama a las abejas. Sé que suena muy hippy, pero yo creo firmemente en las energías y sentir amor por los bichitos que nos rodean tiene que surtir efecto. Hay una arañita rondando por el techo del taller desde hace unos días y estoy empezando a considerarla una invitada; no creo que os hagáis una idea de lo impensable que suena eso tratándose de mí.

-Compra orgánico y local. Siempre que puedas, apoya a los agricultores orgánicos de tu zona para que puedan seguir suministrando polen no contaminado a los insectos polinizadores. 

-¡Planta! Conseguir semillas y plantas orgánicas no es tarea fácil, pero se puede intentar. Lavanda, romero, tomillo, girasol o geranio son una buena opción para tener a las abejas abastecidas y contentas, y tú serás más feliz rodeado de flores y alegres zumbidos.

-Firma una petición para que se prohíba el uso de los plaguicidas que están acabando con las abejas. Si tecleas "salva a las abejas" en un buscador encontrarás unas cuantas.

-Cuida tu entorno. SIEMPRE.



Esta pequeña jardinera se marcha a difundir su mensaje por Canadá, con su abejita bordada a mano rodeada de un montón de florecillas amigas.



¡Yo la veo la mar de dispuesta!
 


¡Buen viaje, pequeña!



¡Feliz domingo y bzzz para todos!


lunes, 4 de abril de 2016

Primavera. Luz

La Primavera se va colando despacio en nuestros días y yo la recibo con ganas. Con ganas de leer al sol, de hacer picnics, de recoger hierbas, de abrir las ventanas, de adornar la casa con flores, de despertar de este pequeño letargo personal. De florecer.








En el taller también se está notando la llegada de la nueva estación. Todo empezó con una mirada fugaz a la mesita de Naturaleza y una idea como un chispazo: llenarla de Naturaleza, sí, pero viva, verde y creciente. Guardé cada concha y cada piedra en mi caja de tesoros, y las plumas en un álbum que cada vez está más abultado por los regalos que me fueron dejando urracas, cormoranes, mirlos y búhos. Coloqué la maceta de cinta de mi abuela, busqué cómo hacer un esqueje de poto e hice una larga visita al vivero. Pero en lugar de detenerme ahí continué reorganizando y despejando, cambié los muebles de sitio y el taller se fue convirtiendo en un lugar más espacioso y luminoso. No me sentía con fuerzas para hacerlo todo de una vez; aproveché las vacaciones de Semana Santa para avanzar cada día un pasito más, y a medida que la luz llegaba a todos los rincones del taller también me iba iluminando un poco a mí.



Ahora parece más fácil sentarse e ir dando forma a las ideas a medida que va entrando el sol y el prisma de la ventana lo esparce en trocitos de arcoiris.






¡Feliz y luminosa Primavera!



Fotografía número uno por cortesía de Amorcito ;)