martes, 10 de diciembre de 2019

Muñecos planos

He empezado a hacer muñecos planos. ¿Por qué? ¡Ajá! ¿Y por qué no? La historia de los muñecos también tiene su capítulo plano: recortables de papel, muñecos articulados de cartón e incluso algunos de plástico que surgieron allá por los 70, ¡los de tela no iban a ser menos!




Cuando comencé a hacer collages textiles, una de las cosas que más me gustó fue el peso y la textura que adquirían la tela, la novedad de poder convertir algo blando en un material más rígido y las posibilidades que eso ofrecía y que sigo investigando. 

La primera muñeca plana que hice fue esta sirena albina; la base era una de esas ideas que empiezo sin un fin concreto, una cabeza que bordé en un bastidor solo por el gusto de llenarle el pelo de lentejuelas rosas nacaradas, y después de dejarla dormir un buen tiempo en la estantería decidí que tenía que ser una sirena con pestañas de coral y mucho rosa y mucho brillo.





Y ahora me he animado a hacer un par más: Mandarino (y su amigo Gajito) y una señora a la que he llamado Té con Limón. Al ser más grandes y con piezas hechas por separado (cabeza, tronco, extremidades) los he cosido como si fueran una colcha: capas de tela unidas por un montón de puntaditas que le dan consistencia. Esto, de paso, me resuelve otro tema que me rondaba la mente desde hacía tiempo, porque quería encontrar alguna alternativa a la floca -que no me termina de convencer- y poder utilizar retales como relleno me pareció una buena opción. No es que vaya a dejar de hacer muñecos blanditos, pero me gusta el hecho de no depender de un material específico, sobre todo desde que decidí no comprar más materiales nuevos (a excepción del hilo, e incluso eso lo estoy reutilizando). Con el tiempo, mi forma de trabajar ha ido evolucionando de manera que puedo crear desde cualquier sitio y con lo que tenga a mano, y eso significa una cosa, la más maravillosa de todas: libertad.







Ambos llevan aros por detrás para poder colgarlos en la pared, pero también podrían enmarcarse y desde luego están dispuestos a dejarse querer bien. 



Tecnología punta: un botón a presión une la cabeza con el sombrero para que la señora pueda posar en la pared sin prescindir de su tocado.


Ahora me gustaría probar con unos más pequeños y manejables, pero tengo un collage esperándome desde hace días, una muñeca que se convirtió en dos y quiere ser protagonista de un mural, un libro textil listo para ser fotografiado/grabado y una idea que no tiene un propósito concreto pero me quema en los deditos. Sin orden ni concierto, pero con cierto orden en el fondo.



1 comentario:

aStroStrich dijo...

Y+D! Ynvestigación (con Y de Ylenia) y Desarrollo ;)