No recuerdo dónde leí que una puede ser búho o alondra según la hora a la que se vaya a dormir. Y yo, pese a llevar años levantándome a las seis de la mañana, no puedo evitar ser búho. Intento convencerme a mí misma de que irme pronto a la cama es la mejor decisión y que mi yo de la mañana siguiente me lo agradecerá, pero la noche es demasiado tentadora. Todo está -o debería estar- tranquilo, en silencio, sin interrupciones. La programación de la tele es mejor de madrugada, y cualquier cosa que comas a partir de las doce de la noche sabe infinitamente mejor. Soy un búho, una polilla. Una Dama de Noche.
Esta vez la idea surgió de un botón. Hace años compré en el mercadillo una caja de botones -donde siempre hay algo más que botones- y en ella estaba este botón blanco y dorado con un trozo de tela anudado a uno de sus agujeros. Ahora eran uno solo y no se me habría ocurrido separarlos, como si hubieran sido unidos en una especie de conjuro que no me correspondía a mí deshacer. Y algo de mágico tendría, porque al pulsar el botón la muñeca comenzó a cobrar vida.
En mi anterior casa siempre olía a dama de noche en las noches de verano. A veces no quería dormir, otras sencillamente no podía, y las ideas peregrinas que se me ocurrían prefiero guardármelas para reírme sola, pero si tú también has estado ahí seguramente sabes de qué va la cosa. Al día siguiente lo negaremos todo, o mejor aún: nadie lo sospechará nunca.
De nuevo plana, y parcialmente acolchada. Como viene siendo habitual, he usado materiales acumulados durante años en el taller: una tela donada, un ala de mariposa artificial que adornaba un patio, trozos de cintas de ganchillo y encaje, caracolas diminutas recogidas en la playa, un trozo de cadenita, retales varios. Solo era cuestión de mirarlos con otra luz.
2 comentarios:
Las alondras se ponen muy intensas...está genial!
aStroStrich madrugar es mu bonito pero es que me gusta trasnochar, necesito un conjuro o algo. Gracias :*
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