¡Un momento! ¿Cómo es posible que aun no haya hablado de Noelio por aquí? Pongámosle remedio de inmediato y hablemos de Noelio, el gato.
Noelio era un prototipo, una prueba, un torso gatuno con la barriga llena de flores que aguardó pacientemente dentro del costurero hasta que le cosí unos brazos y unas piernas que también vagaban por ahí sin ir a ninguna parte. Y él, agradecido, se convirtió en un gran compañero de aventuras.
Noelio a punto de ser polinizado
El gato en el limonero
Noelio y sus colegas en nuestro paso por la residencia Rara
Noelio fingiendo que medita cuando en realidad está pensando en el postcapitalismo
Tardé un buen rato en descubrir quién se ocultaba bajo este disfraz
Un optimista nato, dispuesto a encontrar razones para brindar desde el mini árbol de Navidad del taller
Un día a Noelio le dio por multiplicarse, quién sabe si a través del polen de sus florecillas bordadas, y actualmente hay Noelios sueltos por ahí haciendo de las suyas.
¿Qué nuevas aventuras nos esperan, Noelio? ¡Estoy impaciente por descubrirlo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario