jueves, 29 de abril de 2021

Verano del noventa y algo

 Cuando pienso en los años noventa -en mis años noventa- mi memoria parece haber registrado casi exclusivamente recuerdos de verano, como si por aquel entonces todo el tiempo fuera agosto, un mes tras otro. El verano era ese momento mágico en el que cualquier cosa podía suceder, un videoclip de más de tres meses de duración lleno de escenas que atesorar durante el resto del año, cuando las únicas pruebas fehacientes de su existencia eran la pulsera de hilo hecha a mano -ya ligeramente mugrienta- que colgaba de tu muñeca y unas cuantas fotos con acabado brillo llenas de huellas de dedos.



En aquellos días todo giraba en torno a compartir. Compartir el calor infernal bajo un árbol, compartir los secretos-como-lo-cuentes-te-mato, compartir los aburrimientos adolescentes, los libros y las revistas, las cintas de cassette, los negativos de las fotos, el esmalte de uñas, la siesta con la música de la radio muy bajita.

Antes de coser, dibujaba. Hace unos años hice este dibujo como punto de partida para un collage en papel que no llegué a terminar, y en una de esas veces que, revolviendo las telas del taller, se forma la combinación ganadora ante mis ojos, la idea original dio un par de saltitos y se zambulló de cabeza en el costurero.



El resultado fue este collage textil en formato mini quilt de 19 x 21 cm; puntada a puntada, pieza a pieza, he ido acercándome hasta convertirme en una devota del acolchado, de su proceso y su textura. Estoy descubriendo el trabajo de artistas de esta técnica como Amanda Nadig o Coulter Fussell, que en nada se parece a la idea que tenía hasta hace pocos años de las colchas de retales. Ahí fuera hay montones de valientes desafiando los decálogos y animándonos a su vez a atrevernos y quizá a insuflar valor a otras personas en una rueda sin fin; miles de puntitos en el mapa ayudándose entre ellos a desaprender, a soltar ideas-lastre que no les sirven. Volver a compartir, cansados de tanto competir.


Las texturas

LAS TEXTURAAAS


Un día de principios de primavera me llevé el collage al campo para darle los últimos toques y tuve la sensación de que todo lo que quería hacer era eso, coser bajo el sol. Ser solamente una persona que cose o -qué atrevida- ser solamente una persona.




Tengo muchísimo que desaprender.


6 comentarios:

Bruja de montaña dijo...

Y justo cuando iba a darme por vencida, cuando pensaba que todos mis blogs favoritos se habían quedado detenidos en el tiempo encuentro al tuyo activo y mas hermoso que nunca!. Me encanta como te quedo el collage y los buenos momentos que se sienten con solo mirarlo.

Te leía hace años y es un placer volver a ver ese arte tuyo tan necesario en estos días. Un abrazo!

aStroStrich dijo...

¿Cuánta reverb quieres?

Sí a todo
Sí a desaprender
Sí al sol en el campo
No a los decálogos

supercursi dijo...

@aStroStrich Sí al no

supercursi dijo...

@La Bruja Arcoiris no sabes la ilusión que me hace tu mensaje, muchísimas gracias y otro abrazo para ti :)

Petite Blasa dijo...

Qué maravilla de dibujo y qué maravilla de bordado. Siempre encuentras las combinaciones perfectas de colores, formas y texturas.

Estilo boho dijo...

Muy pintoresco y artístico