Yo no pongo el árbol, ¡me lo pongo!

El sorteo de la lotería de Navidad marca el inicio de las fiestas, y me trae recuerdos de cuando mi hermano y yo estrenábamos las vacaciones repantingados en el sofá en pijama oyendo la cantinela como quien oye llover, porque a nosotros la lotería nos importaba tres leches: era la situación en sí misma lo que nos hacía ilusión.

Hoy al volver del colegio no había nadie en casa porque andaban ocupados en sus quehaceres, pero yo he puesto la tele de fondo mientras preparaba la costura y he oído las voces de los niños así, como quien oye llover (que también era el caso), y he estrenado la Navidad luciendo mis nuevos pendientes.

Ahí, sin miedo a los primeros planos


A los niños les han gustado; son un buen público. Un día una niña me preguntó si no tenía pendientes normales.

Otras cositas que he hecho en estos días:

-Broches hada para la muestra de creadores



-Un marcapáginas Misifú. Mi madre y yo nos turnamos para dejarnos regalitos en el calendario de adviento, y el otro día le hice este marcapáginas que es como mi gato cuando nos espía desde las sombras



Aunque el mejor regalo fue el que me hizo mi madre el viernes. Una notita me decía que mirara dentro del horno, y allí había...¡una tortilla de patatas! La tortilla de patatas de mi madre es la mejor del mundo, como todas las tortillas de patatas de todas las madres del mundo. Ayer le respondí con un vale para un sandwich de triple queso mortal.

Me voy a coser virgencitas, ¡hasta luego!