¡Dos bizcochos en una semana!
El viernes terminó la escuela de verano y, organizando la nevera del aula, encontré una bolsa de manzanas en buen estado pero un poquito arrugadas por fuera, así que llamé a mi santa abuela para pedirle su receta de tarta de manzana y, voilà!
¡Menuda merienda más rica!
Hoy es uno de esos domingos amables, con bizcochos caseros y nuevos tesoros del mercadillo, porque esta mañana encontré un libro absolutamente maravilloso:
La pequeña Linnea te explica, mes a mes, como disfrutar de la naturaleza aun viviendo en el centro de la ciudad: comederos para pájaros, flores prensadas, pequeños jardines de interior. Estoy deseando colgar cacahuetes en la ventana (y que mi madre me regañe como aquella vez que repartí galletas machacadas por el patio para dar de comer a las hormigas - sí, a mí siempre me ha faltado un hervor).




Me voy a disfrutar del domingo, que mañana empiezo a coser de manera intensiva, ¡disfrutad vosotros también!