Empecé esta pieza a las tres de la madrugada por razones evidentes.
lunes, 2 de septiembre de 2024
Quién me manda
miércoles, 21 de agosto de 2024
La cuestión
La cuestión es que me gusta escribir; siempre me ha gustado. Los ejercicios de redacción del colegio me parecían una oportunidad divertida, y tuve un profesor, Federico, que nos animaba a escribir nuestros propios cuentos. Después vino la poesía -privadísima-, una vocación periodística equivocada y, con la llegada de las redes, me atreví con un blog personal que me abrió la puerta a muchas personas y anécdotas bonitas. Recuerdo -no creo que lo olvide nunca- que una chica me dijo que antes de dormir le había estado leyendo por teléfono a su amiga lo que yo había escrito. Y ese blog (ya clausurado) es algo que a día de hoy no me explico, porque la realidad es que soy tremendamente pudorosa. Mucho. Un libro cerrado. Incluso cuando escribo en estas páginas, más orientadas a temas creativos, pulso el botón de publicar y siento una vergüenza enorme y un deseo oculto de que nadie llegue a leerlas.
¿Para qué compartir, entonces? ¿Para qué se expresa una? Supongo que comunicar, compartir, conectar son necesidades humanas. Como receptora, estaré eternamente agradecida a todas esas personas que pulsaron el botón y compartieron con el mundo una idea que llegó a mi y me dio justo en el centro; o a quienes escribieron un libro quizá incluso décadas antes de que yo naciera y me comprendieron mejor que muchas personas cercanas. Es un tema peliagudo, éste de crear, compartir y consumir contenido. Y abrumador. Pero de vez en cuando alguien expresa algo que para ti supone un antes y un después, y eso es mágico. Una sola frase puede ayudarte a salir de la cama, a dar un paso. Las palabras salvan vidas.
Primer logro desbloqueado: he vuelto a escribir en el blog. Nunca sé cómo hacerlo, por mucho que lo desee. Tengo borradores a medias, tengo piezas con una historia detrás y tengo diarios y más diarios con reflexiones de todo tipo, una costumbre de la infancia que recuperé en 2016 después de leer a Julia Cameron y Susan Branch. El segundo logro es que las puntadas y las palabras se van encontrando poco a poco, y superé la vergüenza infinita de bordar un poema muy breve que escribí hace siglos y presentarlo a la V Exposición virtual de @librotextil (también puedes verlo completo en mi tumblr, enlace a la derecha).
jueves, 20 de julio de 2023
Saturnina
Sábado noche. Ganas de salir a bailar forrada en lentejuelas pero nada. Montarse la fiesta en casa y brillar muy fuerte. Montarse la fiesta en casa es autocuidado.
Saturnina fue una de esas piezas que esperó pacientemente durante meses a que le rematara los pocos detalles que le faltaban para estar lista. Ella tiene dorado, tiene lentejuelas, tiene punto de estrella fugaz en el pelo; ella se basta y se sobra y tiene luz para rato. El punto de estrella fugaz es un punto de acolchado que me he sacado de la manga, pero igual existe con otro nombre o hay una señora en Kuala Lumpur creyéndose igual de lista que yo.
Mide 38 cm y tiene los nudos al viento porque a veces se nos ven las costuras y no pasa nada.
miércoles, 19 de julio de 2023
Alas pequeñas para un largo viaje
El año pasado fue complicado a nivel personal y desastroso a nivel creativo. Mi salud mental me dejó tiradísima y durante meses no tuve ganas de nada; las ideas me sobrevolaban de cuando en cuando como estrellas fugaces y como tales se desvanecían antes de que fuera capaz de convertirlas en algo. Entrar en el taller y enfrentarme a esa mesa llena de proyectos a medias cogiendo polvo tampoco era un plan que me apeteciera demasiado.
Aun así, algunos días me esforzaba en dar un par de puntadas por aquí y por allá -remates, zurcidos, cosas sencillas-, pero ésta fue la primera pieza consistente que empezó a tomar forma tras el letargo, al principio juntando retalitos sin demasiada convicción y, m u u u y p o c o a p o c o, añadiendo, probando, inventando de nuevo.
Seguimos volando
domingo, 13 de marzo de 2022
Cosiendo el camino: Intropical
En la anterior entrada os hablé de un proyecto que inicié el año pasado, Cosiendo el camino, y aquí traigo la segunda pieza. Intropical surgió durante unos días que pasé en la Costa Tropical de Granada a finales de verano, y aunque la idea inicial era hacer algo bastante más sencillo, todo pareció confabularse para que aquello creciera y estallara en sensaciones, colores y puntadas.
55x50 cm de aplique, bordado y acolchado, todo a mano. También incorporé, como en la anterior ocasión, objetos que me fui encontrando por el camino.
En esos días junto al mar cayó en mis manos de forma inesperada La seducción del Minotauro de Anaïs Nin, una historia sobre viajes interiores que transcurre en un paisaje tropical, y agradecí la sincronicidad haciéndole un huequito en la parte trasera.
domingo, 2 de enero de 2022
Cosiendo el camino: El curso del agua
El planteamiento es sencillo y libre: si voy a pasar unos días fuera de casa y de mi entorno habitual, meto en la maleta mi costurerito de viaje -una lata de galletas, como no podía ser de otra manera- y algunos retales y me dejo llevar. Vagabundeo, observo, anoto, dibujo, recojo materiales que me voy encontrando por el camino y lo traduzco todo en una pieza que actúa a modo de diario de viaje, a veces evidente a otros ojos y a veces no. Es una especie de residencia artística individual e independiente y un acercamiento a la psicogeografía; una colección de mapas personales a la que llamo Cosiendo el camino.
martes, 3 de agosto de 2021
Autoflores
La diferencia entre comprar flores y autorregalarse flores está, como casi siempre, en la actitud. Y allá me fui con mi actitud de "pa ti, reina" a una tienda minúscula que hay junto a la iglesia en busca de un ramo; escogí uno muy sencillo para disgusto de la señora, que me ofrecía un amplio abanico de opciones para embellecer mi, a sus ojos, austera elección.
Autoflores es el nombre de esta pieza, aunque reconozco que me suena mejor su nombre en inglés, Selflowers. Apliques de tela, punto y ganchillo, bordado y acolchado. 38.5x38.5 cm. Todo a mano.