lunes, 18 de enero de 2016

Buenos días, 2016

Creo que aun estoy dentro de ese límite borroso en el que es correcto decir ¡feliz 2016! Al fin y al cabo el año todavía está amaneciendo. Espero que lo hayáis empezado con ganas, que es lo más importante cuando uno se dispone a comenzar algo.

Las ganas son algo que no me ha sobrado precisamente estas fiestas, ni antes de ellas. Tenía cansancio (mental, emocional, físico), desorden y malestar acumulados lenta y sigilosamente que culminaron en la madre de todos los resfriados, y cuando, haciendo un esfuerzo titánico, conseguí terminar cosas pendientes y entregar los dos últimos encargos del año, me tiré al sofá y dije aquí me quedo. Por suerte, he podido permitirme el lujo de pasar horas sin hacer nada, o al menos nada que "tuviera que" hacer. He dormido la siesta, que es algo que me encanta y rara vez hago. Me he ido a la cama temprano a leer. He visto la tele, ¡la tele!, que desterramos allá por Mayo y a la que invitamos a pasar la Navidad con nosotros; y no es que la haya puesto de fondo mientras hacía otras cosas, porque yo siempre estoy haciendo otras cosas: me he sentado a verla sin más (siempre con un consumo responsable y sin tenerla encendida porque sí). He hecho una hibernación express en medio del caos festivo sin remordimiento de ningún tipo.

Normalmente, cuando por circunstancias paso un par de días sin agarrar la aguja y el hilo o crear algo en general, me afecta al humor. En serio. Con el tiempo una va identificando lo que realmente necesita para mantener el equilibrio -muchas menos cosas de las que piensa en un principio, pero con más convicción- y en mi caso crear con mis manos está muy arriba en la lista. La cuestión es que mi desgana, que ya venía de atrás, se alargaba durante días y días y yo ya empezaba a inquietarme. Vale que a veces soy muy reina del drama y si no siento las ideas y las ganas hervirme dentro pienso que algo no funciona, pero supongo que no iba muy desencaminada, ¿habéis oído eso de que si tienes sed es porque tu cuerpo está comenzando a deshidratarse? No es que te vayas a desplomar de un momento a otro por falta de agua, pero es la primera señal de alarma. Pues funciona del mismo modo con lo demás: hay que estar atenta a las señales. La desidia, la apatía, la ansiedad, los dolores de cabeza... no vienen de la nada, y me toca ser honesta conmigo misma y averiguar qué hay detrás. Podría achacarlo al consabido "es que la vida es así y es normal y blablabla", pero mira, no, no me da la gana. Tengo el derecho y el deber de buscar lo mejor para mí.

Sea como sea, el hecho de poder pasar unos días sin más aspiración que ser (que no es poco) me hizo bien, porque cuando me liberé de lo que me tuviera que liberar los puntos se conectaron y me vino todo el entusiasmo de golpe. Es un pequeño paso adelante, pero yo soy muy de celebrar los pequeños pasos.

 






¡Estoy preparando algo que me tiene muy ilusionada!


Toda esta pájara se puede resumir en que perderse y encontrarse es parte del proceso, pero me da la impresión de que yo me pierdo bastante a menudo y resulta un poco incómodo.

El tema es tan simple como complejo y no voy a extenderme mucho más, pero creo que una de las claves es la motivación, más concretamente la motivación como respuesta a la desmotivación, que parece que siempre es la favorita del público. La desmotivación flota en el aire, la respetamos, la dignificamos, la aceptamos porque el sufrimiento y el "fracaso" (¿a qué llamamos fracaso?) forman parte de la realidad. Cuando alguien considera todas las cosas que pueden salir mal se suele decir que es alguien realista, pero a menudo olvidamos que la satisfacción y el bienestar también son reales, ¿por qué darle tanto bombo a lo que nos quita la energía y tratar de ingenuo o caprichoso lo que nos impulsa? No neguemos una parte, pero tampoco la otra. Ambas merecen un reconocimiento justo.

Aunque, si tengo que elegir, prefiero las historias que me hacen saltar en la silla y me dan ganas de comerme el mundo con patatas. Me gusta la forma de trabajar de la artista textil Jessie Chorley, los relatos de viajeras escritoras (o escritoras viajeras) como Aniko Villalba y Carolina Chavate, o conocer experiencias fuera de lo común como la de Carmen del blog La vida es una sonrisa, que decidió empezar a vivir sin dinero. Me gusta conocer otras perspectivas, otras posibilidades, otras motivaciones que arrojan nueva luz sobre las propias.

Me gusta saber que hay tantos tipos de vida como personas en el mundo, y que yo soy una de esas personas.


Que vuestro 2016 sea vuestro, y que esté lleno de motivación.



4 comentarios:

Anónimo dijo...

Celebro mucho que hayas vuelto, no hay duda que eres de esas personas con un mundo interior muy lleno, que a veces se colapsa y lo mejor es lo que has echo, pararte y respirar. Creo que el bajón que te ha dado ha sido bueno porque después de bajar se vuelve a subir, ya sabemos que la vida entera es como una hoja de sierra y la creadora que llevas dentro sigue ahí. Feliz año nuevo!! y adelante sin prisa, te esperamos por aquí pero solo cuando tengas ganas! Besitos!!

supercursi dijo...

¡Muchas gracias por tus palabras! :) ¡Un beso!

Lorena dijo...

Hola!! No te preocupes ..todos tenemos altibajos, pero seguro que con ese sentido del humor, que he observado que tienes , nada podrá contigo. Ánimo!!! tienes unas manos maravillosas!!! además con tus palabras haces sentir bien a la gente, yo me siento muy agusto cuando te leo...:)
Besos!!

Jara dijo...

Supercalifragilistico...eres la caña y las hadas escasean en estos tiempos!!!! Si te pierdes en otra tormenta interior no olvides darme un silbidito!!!
Tu sobri dice que la niña de amarillo es gualita a ella!! Flipalo!!!